sábado, 31 de março de 2012

Um Método Perigoso

por Daniela Aparicio
UN METODO PELIGROSO… tanto como la peste, o más….
Siempre me ha maravillado la capacidad de aquél que sitúa las cosas en su lugar y demuestra con maestría  que el psicoanálisis sigue siendo peligroso. Rasga  la ilusión de completud y destripa el fantasma de un hombre feliz. Es así como nuestro protagonista Carl Jung, rico- guapo- rubio- religioso y brillante…. hace aguas y tropieza con sus pasiones y sus mentiras, o con su Verdad,  para acabar extraviado
Jung en primera fila tumbado en el diván de las pulsiones y Freud detrás ocupando el lugar que le corresponde,  como  Ur-Fater del psicoanálisis, nuestro Padre.
Esta es la primera tesis de la  película: Freud, en tanto Padre de la horda en relación a sus discípulos, que cuestionan su autoridad y desean su muerte.

Esta es la primera tesis de Cronenberg, a mi entender.
La segunda es el Freud judío versus Jung católico. El primero agujerea la completud imaginaria , desmantela la mentira y la expone a cielo abierto: Jung el gran teórico del inconsciente colectivo es victima del suyo propio. La teoría jungiana cae por ser una racionalización que encubre lo inconfesable.

En 1908 Freud le escribe a K. Abraham: "Recuerde también que Jung, cristiano e hijo de pastor no ha encontrado el camino hacia mí sino venciendo grandes resistencias. Su adhesión tiene mayor valor. Casi iba a decir que su entrada en la escena del psicoanálisis ha alejado el peligro de ver cómo esta ciencia se convierte en una cuestión nacional judía". El Psicoanálisis, podemos decir, no es una "ciencia judía", por supuesto, por el mismo deseo explícito de Freud: construir una teoría universal del sujeto psíquico  que  fuese aceptada por todos
 Por otra parte, sabemos que solo un judío y ateo como Freud podía ser el inventor del Psicoanálisis. Freud puede inventar el psicoanálisis por estar doblemente exiliado. En la medida en que es judío, es exiliado de la cultura dominante de su época por el antisemitismo reinante; pero  también por ser  ateo  se ve exiliado de la ortodoxia religiosa. Freud, como Moisés, tiene que exiliarse del “establishment”, de la cultura oficial, para sustraerse de su poder aplastante y sostener su legado: el inconsciente.
Esta ha sido la historia. En vez de esperar indefinidamente la apertura de "la mayoría compacta" (expresión de Freud), él abre una brecha-herida con su teoría que va a trastocar el interior y el exterior de un mito fundamental y mayoritario de Unidad. El judío excluido le recuerda a la humanidad su propia exclusión. La división inapelable del sujeto parlêtre. En este sentido, el judío se equipara con el psicoanalista. Es desde este lugar descentrado o exterior, que el psicoanálisis se convierte en la tercera herida de la humanidad. La que interpela el narcisismo y rasga la cerrazón de una cultura que no quiere saber nada, puesto que está sumida en un sueño dogmático de completud.

 Freud le escribe a Romain Rolland  diciéndole que  él pertenece a una raza a la cual se le atribuía la responsabilidad de todo, y que eso hizo que él se dedicara a  la destrucción de sus propias ilusiones primero, y luego a las de la humanidad. En otras palabras, Freud se propuso trabajar contra la ilusión que unifica el Uno, no barrado. El psicoanálisis procede de la ruptura de esta unidad. Como judío y ateo, Freud podía hacerlo, ya que estaba desligado del Gran Uno. Es desde este lugar descentrado o exterior, que el psicoanálisis se convierte en la tercera herida de la humanidad. La que interpela el narcisismo y rasga la cerrazón de una cultura que no quiere saber nada, puesto que está sumida en un sueño dogmático de completud. Allí es donde Freud rasga los velos y produce el agujero en el exceso de goce, con el traumatismo consecuente: "No estás dónde piensas". El que comete esta transgresión,  tendrá que cargar con ella. Tendrá que cargar con la maldición de lo que no puede ser evacuado simbólicamente y que se plantea desde el psicoanálisis como una cuestión central de la estructura. Esta ha sido la historia. En vez de esperar indefinidamente la apertura de "la mayoría compacta" (expresión de Freud), él abre una brecha-herida con su teoría que va a trastocar el interior y el exterior de un mito fundamental y mayoritario de Unidad. El judío excluido le recuerda a la humanidad su propia exclusión. La división inapelable del sujeto parlêtre. En este sentido, el judío se equipara con el psicoanalista. (Véase el discurso psicoanalítico). . Elisabeth Roudinesco en su polémico libro "Jacques Lacan", relata en el capítulo "Le fascisme : effondrement de la saga viennoise"  el acorralamiento nazi y los acosos de la Gestapo que tiene que sufrir Freud y que le obligan a abandonar Viena. Jones se encarga de implantar en Viena la política de arianización que defendió previamente en Alemania, y de la que se responsabiliza enérgicamente M.H. Göring, con la ambición de "construir un movimiento de psicoterapia del cual estarían excluidos los judíos y proscrito el vocabulario freudiano"(sic). Mientras que los analistas judíos abandonan Viena y Berlín, sus colegas celosos de su prestigio toman el relevo. En 1935, de los 47 analistas, quedan solamente nueve, pero aún así,  sobran. Jones es el promotor de esta política de "salvación" cuya intención es la de adelantarse a los nazis y acabar con todos los miembros judíos de la DPG, para preservar el psicoanálisis. Los judíos son segregados por sus mismos colegas. Un sólo no judío rechaza esta infamia, Bernard Kamm, exiliándose él también por solidaridad con los excluidos. 


Daniela Aparicio é de Barcelona , Psicóloga clínica, Psicoanalista,  Psicoanalista ex-miembro de l’EEP y AMP (Escuela Europea de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis).  AME, psicoanalista miembro de la  EPFCL (Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano). Docente de ACCEP.  www.danielaaparicio.com  -  http://danielaaparicio.wordpress.com/

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